"Permanecí inmóvil, aguzando el oído, pero sólo se escuchaba el silbido del viento entre las lápidas. Cuando me iba a dar la vuelta algo llamó mi atención. En la esquina más alejada de la casa había una luz, muy tenue, casi imperceptible. Me fui acercando sin hacer ruido, con la mano tensa sujetando la pala con fuerza. Había varias figuras oscuras en torno a la luz. De pronto una de las figuras hizo un movimiento convulso. Apenas podía distinguirlas, pero tuve la sensación de que giraban la cabeza hacia mí. Comenzaron a ponerse en pie. Armándome de valor corrí hacia la luz y las sombrías figuras huyeron hacia la valla de cementerio. Eran cinco. Iban encapuchadas y vestidas de negro. Sin que me diera tiempo a alcanzarlas, saltaron la valla con una sorprendente agilidad y desaparecieron de mi vista, pero antes de que la última sombra se desvaneciera tras el muro, sentí un brusco golpe en la frente".
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